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La pasarela del azar en la sucesión presidencial


La confusión reina en el ámbito electoral mexicano con la actividad desatada por quienes aspiran a la candidatura de sus partidos o alianzas de partidos que para el caso de esta desgastada y maltrecha democracia de lo mismo.

En efecto, hoy corcholatas, corcholatos (si escribo con «corrección política»), aventureros y aventureras de todo tipo se han lanzado a una precampaña que dicen que no lo es; que podría ser el girar de la tómbola, como comentaré mas adelante, que es como agitar los dados azarosos, para que la suerte, (¿o la encuesta?) decida.

Los llamados partidos de la oposición en México han anunciado que al igual que el partido MORENA, también elegirán a sus candidatos por encuesta, pero vamos por partes.

En el partido oficial, varios son los políticos (abandono por cansancio lo políticamente correcto) que apuntan y luchan por ser el candidato de la 4T que a semejanza del viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI), se presenta como seguro triunfador en las elecciones de 2024.

El « método » para identificar al elegible, como he dicho, será la encuesta y no los procesos de discusión de temas de fondo en el partido, en este caso, MORENA.

Para MORENA es un gran riesgo discutir temas de fondo. La incapacidad de ese partido le viene de su fortaleza como movimiento social, fortaleza con la que se construyen sus paradojas. Una de ellas es aparentar democracia cuando se vive en un partido dominado por el carisma de un solo hombre: Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Lo cual no es ni bueno ni malo, es tan sólo realidad.

Las diversas expresiones de intereses que MORENA alberga en su seno dificultan el acuerdo, y la falta de principios sólidos les impide discutir en unidad; en otras palabras, MORENA no  expresa un interés clasista, ni un proyecto nacionalista, representa el intento de construcción de un nuevo bloque hegemónico que al pretender serlo, se define por oposición a las élites  beneficiadas por el neoliberalismo; pero en el momento en que esas élites intenten salvarse sumándose al partido-movimiento, el proceso de MORENA para autodefinirse se convertirá en un proceso sin el contrapeso de una oposición real, y su única referencia volverá a su origen, AMLO, para cerrar el ciclo autoritario unipersonal. Si esto sucede, solo quedará el eco del discurso de no robar, no mentir y no traicionar que AMLO escuchará mientras que en la realidad las cosas irán por donde mas conviene al imperio norteamericano que llamará a la prudencia a su nuevo corifeo en el 2024.

El gobierno obradorista que pretendió ser nacionalista, resultó funcional a la lógica  del imperio del capital pese a su divisa de anticorrupción y bienestar para el pueblo, pues en los hechos impulsó proyectos neoliberales importantes y fortaleció a la casta militar del país al dejarla proyectos y funciones de Estado estratégicos. Con lo anterior, se corre el grave riesgo que las fuerzas armadas se conviertan en un cuerpo mercenario al servicio del mejor postor. 

Mas allá de la persona del hasta ahora presidente de México y sus propósitos discursivos, la cruda realidad de su práctica lo limitaron a intentar cambiar la forma de alianza con las élites (económicas, políticas e intelectuales), mientras dejó de lado  cambiar la forma de alianza con el pueblo, para reducirla al viejo paternalismo priista con sabor socialdemócrata. A pesar de todo, no puedo dejar de reconocer que AMLO renovó la esperanza de nuestro pueblo con su trato condescendiente y su simpatía tabasqueña; pero veamos cómo opera esa esperanza especular en el caso de la sucesión presidencial en marcha.

 En un proceso que debió ser interno, MORENA transfiere la responsabilidad a la llamada opinión pública, para no llevar el debate a su interior y ocultar su falta de democracia interna. De esta manera MORENA pasó de discutir propuestas políticas a discutir las técnicas de muestreo estadístico que ahora nos quiere llevar del Homo Económico neoliberal,  al Homo Estocástico sin pasar por el Homo político aristotélico.

MORENA con esto no hace mas que poner en evidencia su proceso de desgaste como movimiento social, porque no puede tomar decisiones colectivas, ni en lo electoral ni en las dimensiones estratégicas de lo nacional, pero sobre todo en su incapacidad de modificar la forma de alianza con el pueblo y no sólo aquella que incluya a las élites. 

Al final de cuentas, el desgaste viene de la necesidad de ser un partido, y al mismo tiempo querer ser un movimiento social. y no logra ni lo uno, ni lo otro.

El pueblo trabajador de México poco ha cambiado su situación, aunque hoy está mas despierto, insisto, el mérito de AMLO fue ese despertar de las conciencias.

Por su parte la «oposición» al obradorismo se debate entre resistir o difuminarse. Esto último no lo permitirá AMLO porque le restaría legitimidad electoral; en todo caso, creo que  preferirá que la abdicación se haga efectiva pero discreta después del triunfo, para volver a una especie de priismo renovado; y si no es su propósito, es al menos un riesgo que no se debe perder de vista.

Reconvenidos para continuar el proyecto obradorista, las llamadas «corcholatas» se disponen a lucir en la pasarela preelectoral para obtener «likes» en las encuestas. ¿Quienes son los que darán pulgar arriba o abajo? Los unidos por el azar del muestreo estadístico y no por la voluntad y el compromiso con la llevada y traída transformación social. 

El azar someterá las respuestas a preguntas que no fueron formuladas por un sujeto colectivo forjado a pulso, un sujeto que existe, pero que aún no logra definir los motivos de su esperanza y a quien  se le pretende  engañar poniendo ante sus ojos el sedoso velo del azar.

Las encuestas mostrarán las respuestas de un sujeto colectivo construido por muestreo, que en su fantasmagórica expresión será  el responsable de lo que resulte, aunque  las encuestas se limiten a preguntar solo por quién de las «corcholatas» se apega mas al «proyecto». 

Detrás de la palabra «proyecto» está la omnipresente figura de Andrés Manuel López Obrador, quien jura y perjura que se retirará de  la política, cuando en realidad las preguntas de las encuestas, más allá de su forma, en el fondo preguntarán al sujeto del azar; espejito espejito, ¿quién es el que mas se parece al guía de la esperanza? 

La respuesta en su media, pero sobre todo en su desviación estandar, mostrará lo lejos que está cualquier «corcholata» de ser idéntico a la referencia: AMLO.

La imagen que devolverá el espejito a las «corcholatas» será devastadora, porque aquella con mejores resultados lo único que encontrará será su propia imagen,  que  demostrará que no es AMLO y será público y mientras más público más doloroso será para quien triunfe. Bien podría llamar a este juego perverso el pensamiento Blanca Nieves, al estilo del filósofo español Gustavo Bueno.

Pero este juego es peligroso por varias razones, menciono ahora solo dos: las alianzas que se tejerán para apuntalar el triunfo de la «corcholata» electa es una, y otra, la amenaza de que el síndrome cardenista aparezca. 

Se trata de que el presidente electo envíe al exilio al pretendido general Calles.Cualquiera de estas posibilidades si se hacen realidad, significarían el desfondamiento del arca de la esperanza morenista.

Con este telón de fondo parte de la prensa nacional se ocupa del análisis detallado de los sustentos legales de la pasarela del azar, otra parte está aturdida porque no acierta a dar cuenta de lo que sucede, otra parte acusa, denosta, pero no aclara nada, mientras que el resto aplaude y apoya. 

Las redes sociales, ese mar revuelto que distrae y da ganancias a sus pescadores, seguirá en las mismas; salpicando mentiras, llenando de confusión y difundiendo poco material con sustancia.

Los políticos del azar se preparan para entrar en escena porque saben que habrá negociaciones; todos, grandes y pequeños quieren participar de la piñata del azar para atrapar algo, de esta manera la oposición (PRI-PAN-PRD y otros) se pasa de la estrategia de ganar todo, al cinismo de hacerse con algo de lo perdido.

La tarea de los marginados, de los explotados de los sin esperanza, será orientar  las reformas hacia una nueva forma de alianza con los triunfadores del 2024, y ver si así se puede avanzar en un proyecto nacional que recupere la vocación del pueblo de México y su capacidad de hacer su voluntad en los hechos, mas que en el discurso de un líder mesiánico. 

ELECCIONES Y LA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA EN OAXACA.


OAXACA, UNA DEMOCRACIA ACOTADA.

Las próximas elecciones en Oaxaca no sólo serán importantes por lo que se juega en ellas, sino porque marcarán una etapa en el porvenir de la democracia en el estado.

El gobierno de Gabino Cué Monteagudo no configuró un proceso de transición a la democracia en Oaxaca, parece haber coincidencia en que para esta etapa que culmina, solo se puede hablar de alternancia, en la que una coalición ganadora sustituyó al Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Habrá que aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de democracia; en términos sucintos, nos referimos a una sociedad cuyas instituciones y cultura, llevan a constituir gobiernos mediante la votación universal, directa, libre y secreta de sus ciudadanos, para elegir a quienes los representarán en el ejercicio de la función pública.

La democracia es una de las maneras en como puede operar un sistema político; no es ni buena ni mala, sino funcional  para ciertos propósitos en un marco cultural determinado. En otros sistemas sociales, como el de la ciencia, la democracia no es aceptable, por sólo mencionar uno. Otros sistemas sociales aceptan los métodos de la democracia con algunas restricciones, como las familias y las organizaciones empresariales, por ejemplo; en otras palabras, el modelo de la democracia para construir gobiernos, liderazgos o tomar decisiones, no es universal, aunque sin duda opera mejor en el campo de lo político.

Los efectos positivos que se esperan de este modelo político en la economía, la ciencia, la educación, el arte y la calidad de vida de la población, son más bien expectativas incumplidas; no obstante, lo contrario podría tener más sentido, es decir, que una economía pujante, una alto desarrollo científico y tecnológico, una mejor educación, la creación y el consumo del arte y una población en estado de bienestar, contribuyen a una mejor democracia; en todo caso, se esperaría que una interacción compleja entre el sistema político democrático, y otros sistemas sociales podría mejorar las cosas.

Si la democracia no repercute directamente en los otros ámbitos de la vida social ¿Para qué nos sirve? Respondo: para asegurar la posibilidad e incrementar la probabilidad de que quienes nos representan, resuelvan los asuntos públicos en función del interés de las mayorías o en el peor de los casos, eviten que se resuelvan siempre en función de las minorías, todo lo anterior en cumplimiento de un marco normativo aceptado por todos.

En Oaxaca la conducta electoral ciudadana se vincula con una cultura de la colectividad, que no siempre concuerda con la cultura democrática que es por lo general individualista. Los actores colectivos electorales en Oaxaca, parecen propensos al corporativismo, o al clientelismo de cualquier tipo; por otra parte, el voto individual, libre, se expresa en espacios socio-económicos particulares y hasta ahora reducidos.

La población de Oaxaca ha vivido durante su historia situaciones que han dado forma a una cultura poco compatible con la cultura democrática. La conducta cívica del ciudadano oaxaqueño no es muy moldeable por las instituciones liberales constituidas a mediados del siglo XIX y fortalecidas durante todo el siglo XX; este hecho lo observa Ugo Pipitone en su libro donde compara a Oaxaca con otras regiones del mundo y la califica como una modernidad congelada (Pipitone, La modernidad congelada. Oaxaca, Kerala y Sicilia. CIDE, 2011).

El concepto de Pipitone podría parecer descontextualizado si no consideramos la existencia de instituciones comunitarias aparentemente igualitarias, pero que responden a sedimentos culturales autoritarios y asimétricos en cuestiones de género y religión, por ejemplo.

Un análisis de la historia política de Oaxaca, nos llevaría a concluir que, junto a las instituciones modernas, funcionan otras de origen incluso prehispánico, al lado de las coloniales. La diversidad de instituciones políticas que constituye el ámbito de acción política del oaxaqueño nos permite hablar de una democracia acotada, acotada en el sentido de que sus instituciones no operan de manera universal en la jurisdicción oaxaqueña. Lo anterior debe influir, necesariamente, en la forma en como el oaxaqueño socializa lo político y construye las narraciones de su vida cívica cotidiana.

Un proceso de transición a la democracia, sobre todo cuando las instituciones prescritas por el Estado de Derecho existen y operan en ese sentido, debería suponer la gradual extinción de aquellas no-democráticas o al menos la supeditación de éstas al marco normativo democrático. Pero no sucede así, o al menos no tan aprisa como es deseable.

En el contexto anterior, el triunfo y gobierno de Gabino Cué Monteagudo, será sólo una parte de un proceso más amplio que está teniendo lugar en Oaxaca.

En el actual proceso general parece predominar el desencanto por y en los partidos y personalidades políticas; pero más a fondo, lo que se está resquebrajando es el sistema corporativo de manipulación del voto ciudadano. Lo anterior no significa que otras instituciones no plenamente democráticas estén en crisis, como la elección de autoridades por usos y costumbres en 417 municipios de la entidad, o bien el clientelismo.

Afirmo que el corporativismo está en plena crisis, tanto en el PRI como en el PRD, y que  dicha forma de manipular el voto ciudadano presentará serios problemas al utilizarla, en vista de las pugnas internas en dichos partidos. Un ejemplo muy claro  por su simplicidad de como colapsan los organismos corporativos, fue la crisis que sufrió el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT) al separarse del Partido Unidad Popular (PUP) a causa de divisiones internas. El MULT y el PUP fueron pensados como las dos caras de una misma moneda, integración que parecía ser la forma en como se pensó resolver la inserción de un partido político local en un mundo moderno, sin abandonar sus viejas prácticas antidemocráticas. Antes, la Coalición Obrera, Campesina y Estudiantil del Istmo (COCEI) había intentado algo parecido utilizando el registro de otros partidos, pero su transformación de un organismo corporativo a otro clientelar, significó un sobre peso que terminó por hacer colapsar el modelo inicial, hoy quien confíe en las bases que aún quedan de la vieja COCEI, para postularse como candidato, tienen que considerar el alto costo económico que representa sostener una clientela voraz.

El mecanismo de manipulación clientelar podría correr la suerte que ya anunciaron con su experiencia otros partidos, confiar en comprar el voto ciudadano con alguna dádiva, a la larga resulta insostenible.

En las elecciones del 2016, el voto individual, libre, razonado y secreto, convivirá más con un clientelismo desgastado que con un control corporativo; no obstante, este último se expresará con vigor en las comunidades indígenas donde los Tata Mandones y caciques todavía controlan la conducta cívica de quienes no terminan por encajar en el concepto moderno de ciudadanía.

El proceso de transición hacia la democracia en Oaxaca, está en marcha, si avanza o no, dependerá de que los oaxaqueños se asuman, eduquen y actúen desde una cultura moderna ante la imposibilidad de los partidos políticos de abandonar las viejas prácticas de manipulación del voto, en vez de ofrecer y convencer a los ciudadanos de sus propuestas de sociedad y de gobierno y asumir una ética que no deje duda de que representan el interés de la mayoría y de las minorías vulnerables.

ELECCIONES, ÉLITES Y PROTESTA SOCIAL.

Para esta primera semana de marzo (2016), los partidos políticos y sus coaliciones, en su mayoría,  han designado a sus candidatos a gobernador para las próximas elecciones en Oaxaca. Lo que esperaríamos de la imagen de los aspirantes a la gubernatura, es que los oaxaqueños vieran en ellos, o en alguno de ellos, la posibilidad de una mejoría en el bienestar de las familias oaxaqueñas con todo lo que ello implica de cambios y retos; pero no es así.

La mayoría de los oaxaqueños está convencida de que el nuevo gobierno, cualquiera que lo encabece, no mejorará las cosas para todos; como siempre, será un grupo pequeño de personas quienes resulten beneficiados por quienes ejerzan el poder en Oaxaca a partir del primero de diciembre de este año.

Si pasáramos revista de cada uno de los partidos políticos, desde el Partido Acción Nacional, el Revolucionario Institucional, hasta MORENA, ninguno merece la confianza de la ciudadanía, la razón es muy simple: los hechos los condenan.

Sería demasiado extenso hacer un balance del comportamiento en el gobierno de todos los partidos políticos importantes, pero se puede resumir en pocas palabras, una eventual conclusión podría ser esta, los partidos políticos en el gobierno han sido : corruptos, orientados a su autosatisfacción, amorales,  desapegados de la ley y su aplicación, se han representado a sí mismos y a nadie más, procuran perpetuarse en el poder y se aíslan del resto de la sociedad, en su interior han sido  facciosos antes que democráticos y en el gobierno, indolentes, opacos, ineficientes e ineficaces. Todos los partidos políticos en menor o mayor grado sufren de algunos de esos males.

Lo anterior no significa que todos los miembros de los partidos políticos padezcan esos vicios, sería injusto además de falso, afirmar que no hay hombres y mujeres con moral, educados, con principios políticos y compromiso con sus semejantes en los partidos; pero esos, no son los que gobiernan.

La falta de ideología y principios  en un contexto de mercado electoral, ha llevado al extremo de que los partidos sean simples trajes que los políticos usan y desusan según su conveniencia, no según sus convicciones. ¿Cómo creer en quienes de entrada carecen de principios?

La crisis de los partidos políticos en México y en el mundo, parece estar asociada a la evolución de esas organizaciones en respuesta a un sistema electoral que opera como mercado, en el que el mejor cotizado, accede al poder; en otras palabras, se especula con el discurso político, las relaciones y el voto, para después no dar resultados y menos rendir cuentas a los electores.

Los partidos políticos representaban la única puerta legítima para que el ciudadano accediera al poder del Estado o fuera representado en él; hoy esa posibilidad ha desaparecido. En este marco de ideas, las candidaturas independientes son el último intento ciudadano para acceder al poder, desde el mercado electoral,  para intentar mejorar el estado de cosas.

Del argumento anterior, se podría inferir que la lucha electoral del 2016 en Oaxaca, no es entre partidos políticos o coaliciones, si no entre facciones de las élites en el poder, que utilizan a los partidos sin vincularse por ello, con ningún tipo de ideología  o plataforma programática.

Si todo lo anterior tiene algo de verdad, ¿de dónde vendrá el impulso para el cambio social que espera la mayoría?

De primera intención podría afirmar: de un tipo de partido que no respondiera al mercado electoral, lo cual sería difícil, porque para acceder hoy al poder, se requiere aceptar la lógica del mercado electoral. Pero la respuesta parece venir de la propia sociedad.

En todo el mundo emergió un fenómeno cuyo registro aparece en la década de los sesenta del siglo XX: la protesta. En efecto, aunque la protesta social tiene una larga historia, su número y  nuevas formas de expresión aparecen, como he dicho, en los años sesenta y su frecuencia y variedad se  incrementaron  con el paso del tiempo en muchas regiones del planeta. La protesta social parece ser la forma que adopta hoy la relación entre los excluidos y los llamados sistemas funcionales como el : político, económico,  educativo, científico-tecnológico, religioso,  incluso el sistema jurídico.

Es importante señalar esta forma de la acción social frente al Estado y el resto de los sistemas sociales, porque durante más de un siglo, el marxismo y sus expresiones políticas, la socialdemocracia y  el comunismo, nos ofrecieron un marco explicativo de los motores del cambio social que es ahora insuficiente.

La exigencia de contar con un marco explicativo que permita no sólo comprender lo que ocurre en la sociedad actual, sino aprovechar dicho conocimiento para mejorarla, se intensificó a partir de la mencionada década de los sesentas del siglo pasado y tuvo sus mas recientes resultados en la década de los ochenta, a partir del llamado giro lingüístico en las ciencias sociales y la mas reciente teoría de sistemas.

Esta última teoría, en la propuesta de Niklas Luhmann, merece un estudio profundo, que se asuma con una mente abierta y dispuesta a desechar dogmas y a reconstruir nuestra visión del mundo. Un joven y prometedor sociólogo mexicano se ha tomado muy en serio  este reto.

Marco Estrada Saavedra, doctor en sociología, investigador del Colegio de México y actualmente profesor invitado en importantes universidades de Alemania, publicó  su obra reciente ,“ Sistemas de protesta. Esbozo de un modelo no accionalista para el estudio de los movimientos sociales, Tomo I”,  editado por El Colegio de México en el 2015.

Me tendrá que disculpar el lector si no reseño el libro en esta ocasión, pero la tarea requiere de mas espacio del que ahora dispongo. Baste por el momento saber, que el libro aborda de manera crítica e innovadora la teoría de los sistemas sociales en cuanto a los movimientos sociales respecta y ofrece un marco teórico que permite describir y explicar a dichos fenómenos. De este modo, la tarea científica está iniciada y responde en cierta forma, al apremio del Dr. Pablo González Casanova de reconstruir actualizando a las ciencia sociales, desde la perspectiva de los explotados y su liberación.

Todo lo anterior se vincula con la situación en Oaxaca, en la que observo la emergencia de situaciones que van configurando las condiciones para una transición a la democracia, una transición en la que los sistemas de protesta o movimientos sociales de nuevo tipo, jugarán el papel que antes hacían los partidos de oposición al gobierno, los sindicatos, las grandes organizaciones campesinas o incluso los organismos empresariales.

Al respecto, los primeros síntomas de cambio político se dieron en Oaxaca a finales de la década de los noventa y se expresó en la ruptura al interior de la élite político-empresarial en Oaxaca y la descomposición acelerada de la administración pública. En el 2006 el movimiento de la Sección 22 del SNTE, creó en parte las condiciones para la emergencia  de un fuerte sistema de protesta, el de la APPO,  cuyo efecto político-electoral fue el triunfo de Gabino Cué Monteagudo en el 2010. Pero como lo afirmaron los primeros análisis de algunas de las organizaciones que participaron en la protesta del 2006, Gabino Cué no representó otra cosa que la llegada al poder de una facción de la élite político-empresarial en pugna. La administración del gobernador Gabino Cué y la coalición política que lo llevó al poder, tuvo todas las características de los males que aquejan a los partidos políticos, y el desencanto provocado en el electorado, tendrá consecuencias negativas para el candidato de la coalición PAN-PRD en estas elecciones.

Por otra parte, el PRI y sus partidos coaligados, han asumido la representación de otra de las facciones en pugna. Si, como se dice, el PRD y sus aliados asumieron la representación de quien vinculan con  Diódoro Carrasco y Gabino Cué, el PRI y sus coaligados asumieron como propias las banderas de la facción Muratista y sus socios. Todavía en los años setenta, los antecesores de estas facciones hoy en pugna,  formaban parte de la llamada Familia Revolucionaria, hoy disfuncional.

En esta lucha encarnizada entre viejos políticos, intervienen nuevos actores como MORENA, los  partidos políticos pequeños  y personalidades como el senador con licencia Benjamín Robles Montoya. La  participación de estos nuevos actores en la lucha por el poder entre las facciones de las élites políticas oaxaqueñas no será triunfal, pero sí determinante. Veamos.

Es cierto que la salida de Benjamín Robles Montoya del PRD y su postulación como candidato a gobernador por el PT, le restará votos a José Antonio Estefan Garfias de la coalición del PRD-PAN; pero también es cierto que la postulación de Alejandro Murat lastimó a algunos grupos dentro del PRI, que no jugarán a favor del candidato priísta; en el mejor de los casos no llamarán a votar por él. Se puede afirmar que  los aparatos corporativos así como los grupos clientelares tienen fisuras, tanto en el PRI como en el PRD.

No podemos estimar cuántos votos perderá la coalición del PRD con la salida de Benjamín Robles Montoya, como tampoco podemos calcular cuántos priístas no darán su voto a Alejandro Murat; lo que sí podemos afirmar es que manteniéndose constantes los votos de MORENA y los otros partidos, harán que el choque entre las facciones de élite en pugna sea despiadado y de un alto costo tanto político como económico. Quien resulte vencedor en esta contienda tendrá muchas, pero muchas dificultades para gobernar Oaxaca.

Si como he afirmado, los partidos políticos son ahora meros medios publicitarios para el mercado electoral, no vendrá de ellos ninguna presión orientada al cambio social para que las cosas mejoren para los oaxaqueños, el escenario más probable será una segunda edición de la administración de Gabino Cué del color que ustedes quieran.

Lo anterior no significa que la insistencia por el cambio social disminuya en Oaxaca. El debilitamiento del Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación en Oaxaca (MDTEO), no implica la desaparición de la protesta social, por el contrario, su número e intensidad podrían incrementarse.

Es posible que el incremento de la protesta social en un contexto de crisis económica, criminalidad y violencia, obligue a que las élites acepten cambios en lo político y en cierta grado en lo social. Si algo de esto sucede, el lento proceso de la transición de Oaxaca hacia la democracia se verá fortalecido; de lo contrario, lo que está sucediendo hoy en Veracruz podría ser el anticipo de lo que nos espera.

Por lo anterior, la  pregunta crucial es: ¿cuál de las dos facciones de las élites oaxaqueñas en pugna será más sensible a la presión social y al cambio? La respuesta a esta pregunta podría orientar la preferencia de una parte del  voto ciudadano en las elecciones de junio del 2016.

De los actuales contendientes, Alejandro Murat y José Antonio Estefan Garfias, el que afiance un compromiso con la parte mas dinámica de la ciudadanía sin la mediación de los aparatos corporativos o clientelares, abriendo su gabinete para la participación de los mejores oaxaqueños y comprometiéndose públicamente con figuras de prestigio y solvencia moral, estaría enviando un mensaje alentador, encerrados en sus burbujas, nada bueno puede esperarse.

A lo anterior podría agregarse un discurso que se articule a partir de comprometerse a resolver los grandes males políticos de la época: la corrupción, la impunidad y  la falta de transparencia.

 

OAXACA: LAS ELECCIONES EN EL 2016.


CONSIDERACIONES PREVIAS.

Ha iniciado el proceso electoral en Oaxaca y los interesados en alguna candidatura han hecho acto de presencia mostrándose a los medios de comunicación con lo mejor que tienen.

Desde el Partido de la Revolución Democrática se escuchan las voces de José Antonio Estefan Garfias, Benjamin Robles Montoya, Francisco Martínez Neri, y otros más. En el PRI levantan la mano Héctor Pablo Ramírez Puga, Samuel Gurrión, Eviel Pérez Magaña, Alejandro Murat y algunos con menos visibilidad, pero con iguales deseos. Del PAN poco se sabe, o son muy discretos o en Oaxaca no hay gallo a su medida. De MORENA se dice que Andrés Manuel López Obrador pondrá de candidato a quien le plazca, así de sencillo.

Todos declaran en la prensa, dan entrevistas, se toman fotos, suben notas a las redes sociales y se reúnen con sus contrincantes para que la gente vea que no se odian, que solo compiten por el bien de Oaxaca.

Las dirigencias de los institutos políticos, por su parte, preparan las plataformas electorales, nombran sus representantes en todas las instancias que exige el proceso electoral, la campaña y las elecciones de junio del 2016. Se dejan querer por los suspirantes  y hacen como que nadie les importa, porque habrán de escoger al mejor hombre del partido, que será el mejor hombre para Oaxaca.

Pocos creen en lo que ven y en lo que oyen. Los “conocedores” se empeñan en interpretar cada palabra, cada gesto, cada imagen, cada chisme, cada guiño de los posibles candidatos ;  como lo hacía aquel personaje enfermo de amor de la extraordinaria novela de Ian McEwan. ¿Para qué se toman tantas molestias? Para nada, por el simple placer de anticiparse a todos los demás y poder afirmar: se los dije.

Los dirigentes de  algunos de los institutos políticos, se muestran cautelosos en extremo; saben que un desliz les puede costar un sexenio de penalidades, seis años de vida en el error, o tal vez la imposibilidad de reivindicarse en las elecciones del 2018. ¡No! No se puede ser tan irresponsable, hay que esperar a que se den los tiempos del partido y apoyar al que el partido designe como su abanderado. Sabia virtud de conocer el tiempo.

Las parodias no se limitan a lo anterior en este mundo pre-electoral. Si el inolvidable Chava Flores viviera, quizás diría: ¿A qué le tiras cuando votas mexicano?

Ciertamente, el pueblo llano pierde las esperanzas; esos hombres y mujeres de a pie, los que viven al día y se truenan los dedos los fines de quincena, porque llegarán planeando como aviones sin combustible a fin de mes, sin ocho pesos  para el camión y sin cena navideña, ya no digamos regalos, Santa Claus y esas cosas, excluyendo claro, las posadas, que es la manera en como los seres de carne y hueso festejan estar vivos agradeciendo al Jesús del pesebre, el nacido de una virgen, la oportunidad de seguir penando. Colofón, solo la solidaridad del colectivo hace todavía posibles los festejos.

El pueblo llano toma venganza de los hombres y mujeres de la política no porque la política sea mala, si no porque la han envilecido como otros han envilecido  la lucha libre, la caridad, la poesía, el cine, la ciencia,el amor libre y las velas de mi pueblo.

El pueblo llano toma venganza de muchas maneras: no yendo a votar, (obtiene su credencial de elector que no usan para elegir, porque le sirve para otras cosas) o  prostituyéndose al vender su voto para recibir un vale o algo que le asegure a sus hijos que comerán el día de las elecciones o que su pueblo tendrá agua, un puente, luz, un molino de nixtamal, algo que haga que se perdone a la Magdalena electoral que muchos llevamos dentro.

Me llaman la atención quienes dicen que castigan a su político votando por otro político que consideran menos malo o más estúpido, para ver si su gallo se da cuenta de que la está regando. Voto perdido, dicen algunos, vale más votar malo por conocido que independiente por conocer.

Esa es otra forma de venganza que está de moda, sufragar  por un político  independiente; que deja de serlo tan pronto gana las elecciones. En esto último consiste la venganza, una venganza  antimonopólica, porque se vota en contra de los partidos corruptos, pero no hay garantía de votar a favor de alguno honestos, situación  que nos lleva a un viejo problema estadístico: o se corre el riesgo de aceptar una hipótesis falsa o se corre el riesgo de rechazar una verdadera. Lo anterior se resuelve estableciendo la suposición de una distribución normal cuya cola indique la menor probabilidad de que cualquiera de los dos eventos ocurra.

Lástima de ciencia, en la política post moderna de Oaxaca, lo común es que la cola de los políticos  impida cualquier cambio favorable para quienes viven de manera normal, es decir, sin cola.

Hoy en Oaxaca vota menos del cuarenta por ciento de la lista nominal, el candidato del partido victorioso recibe el apoyo una minoría, misma que siempre suma cien en la extraña aritmética política mexicana, donde el cien de la lista nominal, se sustituye por el cien de los pocos que van a votar, bajo un absurdo principio que parece establecer que una de las partes es igual al todo. De esto resulta una paradoja: una minoría gobierna mediante elecciones democráticas que deberían garantizar el gobierno de  las mayorías.   ¿Hasta cuándo?

Dicho lo anterior, conviene poner los pies sobre la tierra y asomarse un poco a lo que inevitablemente sucederá: habrá elecciones y algunos ganarán.

LOS PARTIDOS POLÍTICOS.

Comenzaré por decir algo acerca de los partidos políticos, cuya definición general podría ser:  un grupo organizado de personas que comparten objetivos y opiniones políticas semejantes y que buscan influir en las políticas públicas mediante la elección de sus candidatos para cargos públicos.

Parecería buena definición pero el Instituto Nacional Electoral (INE),  define a los partidos  de manera un tanto diferente:

“Los partidos políticos son entidades de interés público que tienen como fin promover la participación de los ciudadanos en la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo.” (http://www.ine.mx/archivos3/portal/historico/contenido/Informacion_de_los_Partidos_Politicos/ )

Lo primero que se puede observar cuando compara uno las dos definiciones, es que la del INE, no comienza diciendo que un partido es un grupo de personas…, sino que es una entidad; es decir una institución y sólo en la segunda parte de su definición afirma que los partidos son organizaciones de personas.

Al definir a los partidos políticos como instituciones de interés público, el Estado mexicano adquiere la obligación de mantenerlos, por eso les otorga dinero de nuestros impuestos, con tal  que funcionen como partidos en su calidad de instituciones o entidades de interés público.

Como instituciones, los partidos tienen como fin:

  • Promover la participación de los ciudadanos en la vida democrática y
  • Contribuir a la integración de la representación nacional.

Si evaluamos a los partidos como instituciones a partir de estas dos funciones que se les asignan, no saldrían bien librados.

En Oaxaca, la participación de los ciudadanos en los procesos electorales va a la baja. En la última elección federal sólo participó el 36.3% del listado nominal (todos los ciudadanos con credencial para votar), que suma un total de 2,721,235, en este año.

Alguien podría decir: los ciudadanos no tienen interés y no ejercen su derecho, por tanto, que no vayan a votar no es culpa de los partidos. Bueno, visto así no es culpa de nadie; pero lo cierto es que la oferta de los partidos no entusiasma a un buen número de personas y por otra parte, es su tarea promover la participación, y la mejor manera es hacerlo es con ofertas atractivas.

Si ahora consideramos la función de contribuir a la integración de la representación nacional, observamos que muchos mexicanos no están de acuerdo con los candidatos que postulan los partidos para los diferentes cargos; tanto, que han surgido los llamados candidatos independientes, es decir, que no son postulados por ningún partido.

Me pregunto si esta primera parte de la definición de partido político tiene sentido a la luz de sus resultados. Que conste que mi opinión no es que desaparezcan los partidos, sino que dejen de ser entidades de interés público. ¿Por qué no?

Ahora vayamos con la segunda parte de la definición: los partidos como organización de ciudadanos. Debo enfatizar que en esta parte los separamos de su naturaleza como instituciones para sólo ser una asociación libre de ciudadanos cuya tarea es hacer posible:

  • El acceso de los ciudadanos al ejercicio del poder público mediante el
  • el sufragio universal, libre, secreto y directo.

Vayamos despacio y con cuidado.

Nota al margen: ¿Qué es el poder público? Se entiende que los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial en todos sus niveles (federal, estatal y municipal, en algunos casos). Todos sabemos que elegimos a quien preside al poder ejecutivo y desde luego elegimos a diputados y senadores, ¿y el poder judicial? No. ¿Por qué no? No sé.

En cuanto a que todo sea mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo, bueno; universal, secreto y directo sí, me consta; pero que el sufragio sea libre, cuando se compran los votos, se coacciona al ciudadano aprovechándose de su ignorancia, de sus necesidades o de ambas cosas, en eso de la libertad ya no estoy tan seguro.

Las conclusiones a las que llegué después de esta breve y elemental reflexión, me dejaron un poco desanimado, espero que al lector no le suceda los mismo, pero continuemos.

Como el lector sabe, en junio del 2016, elegiremos al nuevo gobernador del estado, así como a veinticinco diputados de mayoría relativa  y a ciento cincuenta y tres presidentes municipales.

Los partidos con registro que postularán a sus candidatos para algunos o todos los  cargos mencionados, son (los enlisto sin un orden determinado):

Partido Social demócrata. (PSD) cuyo presidente es el Lic. Manuel Pérez Morales. En adelante, mencionaré sólo el nombre de quien dirige formalmente al partido.

Partido Renovación Social. C. Alfonso Esparza Hernández.

Partido Encuentro Social. Lic. Fabricio Emir Díaz Alcázar.

Partido Unidad Popular. Lic. Uriel Díaz Caballero.

Partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena). C. Luisa Cortes García.

Partido Nueva Alianza. BersahÍn Asel López López.

Partido Movimiento Ciudadano. Lic. María Guadalupe García Almanza.

Partido Verde Ecologista de México. Lic. Moisés Molina Reyes.

Partido del Trabajo. Ing. Rafael Armando Arellanes Caballero (comisionado político nacional).

Partido de la Revolución Democrática. C. Carol Antonio Altamirano.

Partido Acción Nacional. Lic. Juan Mendoza Reyes.

Partido Revolucionario Institucional. Lic. Héctor Anuar Mafud Mafud.

Todos ellos con domicilio en la ciudad de Oaxaca. La información complementaria sobre sus estatutos, reglamentos y plataforma electoral, la pueden encontrar en la página web del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO. http://www.ieepco.org.mx/ ). Cabe destacar que en la relación que publica el IEEPCO, no aparece el Partido Humanista, que obtuvo recientemente su registro.

Sobre los partidos políticos en México se ha  escrito mucho, pero no lo suficiente; un libro que recomiendo, porque está muy completo y es gratis, es el de  José de Francisco Andrea Sánchez. LOS PARTIDOS POLÍTICOS. SU MARCO TEÓRICO-JURÍDICO Y LAS FINANZAS DE LA POLÍTICA, que está disponible en: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=350 , y  que el lector puede consultar si lo desea. La obra anterior trata con bastante amplitud el tema de los partidos en México y especialmente el de su financiamiento, asunto que sólo mencioné al vuelo en mi artículo anterior.

Regresando a nuestra realidad local, les diré que  algo que resulta útil para conocer hasta qué punto un partido es “fuerte” o no, tiene que ver con los votos que ha obtenido en las elecciones pasadas y la tendencia que muestran.

Los partidos políticos en Oaxaca han tenido altas y bajas. Tomemos como ejemplo las elecciones realizadas en Oaxaca entre 2009 y 2015;  de ellas, las elecciones federales fueron las del 2009, 2012 y 2015, y  las locales, las de 2010 y 2013.

En las últimas elecciones federales (2015), la mayoría de los partidos sufrieron una caída en picada (ver cuadro 1 ) en relación con las anteriores.

Cuadro 1. Oaxaca. Elecciones, Listado Nominal, Votación y Participación ciudadana.

 

Elección Lista Nominal Votación Total % Participación
2009 2,501,639 1,034,880 41.3
2010 2,569,992 1,463,862 56.9
2012 2,586,212 1,583,552 61.2
2013 2,669,909 1,355,882 50.7
2015 2,721,235 984,555 36.2

 

El la última columna (% Participación), me refiero al porcentaje que representa el total de votos obtenidos en relación con el total del listado nominal.

En el cuadro anterior, podemos observar que es  muy claro que después de un repunte en 2010, la participación ciudadana en las elecciones disminuyó drásticamente en el 2015; lo anterior, aun considerando el intento de boicot de las elecciones que hizo la Sección 22 del SNTE ese año, y que afectó a un poco más del 10% de las 5,033 casillas que se contabilizaron para el estado.

 

Cuadro 2. Oaxaca. Elecciones 2015. Votación total por partido y listado nominal.
PARTIDOS VOTOS %VOTACIÓN %DEL L. NOMINAL
PAN 100,183 10.2% 3.7%
PRI 295,589 30.0% 10.9%
PRD 208,826 21.2% 7.7%
PVEM 41,824 4.2% 1.5%
PT 26,471 2.7% 1.0%
M/CIUDADANO 28,248 2.9% 1.0%
NUEVA ALIANZA 34,788 3.5% 1.3%
MORENA 137,227 13.9% 5.0%
HUMANISTA 12,308 1.3% 0.5%
ENCUENTRO SOCIAL 41,974 4.3% 1.5%
NO REGISTRADOS 630 0.1% 0.0%
NULOS 56,487 5.7% 2.1%
TOTAL 984,555 100.0% 36.2%
LISTADO NOMINAL 2,721,235

 

En el cuadro 2, podemos ver los votos obtenidos por los partidos y el porcentaje que representan de la votación total y del listado nominal.

Lo primero que debo destacar, es que los políticos, que nos representan a los oaxaqueños en la cámara de diputados federal, fueron electos por el 36.2% de los ciudadanos, quizás un poco menos si contamos al total de población con 18 años y más.

Si ordenamos de mayor a menor, aquellos partidos que concentraron más votos, tenemos: PRI,PRD,MORENA,PAN,ENCUENTRO,PVEM, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo, y Partido Humanista.

En la categoría de los partidos grandes, la revelación fue MORENA, y en la liga de los partidos pequeños, la sorpresa fue Encuentro Social.

Pero, hay que destacar que el partido más fuerte, que es el PRI, sólo obtuvo el 10.9 % de los votos de los ciudadanos.

Si alguien nos preguntara ¿Cuál de los partidos es el que ganará las elecciones para gobernador en el 2016? Tendría que responder que a la luz de los datos más recientes que tenemos, es el PRI el que tiene más posibilidades de ganar; pero el asunto no es tan simple.

En las elecciones del 2010, los partidos se agruparon en coaliciones y cuando eso sucede, las cosas cambian. Acerquémonos entonces al tema de las posibles coaliciones en el 2016.

LAS COALICIONES ELECTORALES.

A partir del 27 de diciembre de este 2015, el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (IEEPCO), comenzó a recibir las solicitudes de coalición que presenten los partidos políticos con registro para participar en la jornada electoral del 2016.

En mis artículos anteriores me referí a los partidos políticos por separado ahora me ocuparé de las llamadas coaliciones. Pero antes, conviene detenerse un poco en qué significa esto último.

Coalición viene del latín y significa reunirse, juntarse. El diccionario de la Real Academia de la Lengua define el término como “Unión transitoria de personas, grupos políticos o países con un interés determinado.”

Los partidos políticos en México han optado por utilizar este recurso que la ley electoral les permite, para acrecentar sus posibilidades de triunfo en su disputa por el poder político. La primera impresión que me produjo este hecho, fue de aceptación, todos tenemos el derecho a unirnos para lograr nuestros fines, siempre y cuando sean legales, pensé; pero el hecho no es tan simple.

La ley exige a los partidos políticos un registro individual para que puedan cumplir con las funciones que les fueron asignadas, como lo expliqué en mi primer artículo, bajo esa perspectiva, los derechos adquiridos por los partidos políticos deberían de ser únicos e intransferibles; pero no es así.

Con lo anterior, la ley electoral se vuelve contradictoria y por lo tanto insostenible. Se puede aceptar cierta ambigüedad en un sistema de normas jurídicas, pero no puede ser contradictoria en sus fundamentos, porque no se puede tutelar un bien y al mismo tiempo negarlo. Si el bien que tutela la ley electoral es el de la libertad política del ciudadano para elegir quién lo representará en el ejercicio de la función pública, entonces la ley permite que se le manipule y engañe con las coaliciones.

Lo que en resumen plantea como principio la ley electoral, es que al votar, el ciudadano está afirmando: te elijo a ti, para que en mi representación, ejerzas la función de funcionario público.

Cuando la ley electoral permite que el voto de un ciudadano  por el partido (x), sea contabilizado a favor del partido (z), está violando la libre elección de representatividad del ciudadano; y en todo esto, el disfraz es el candidato. En efecto, el argumento de que algunos partidos  coinciden en la persona “idónea” y que ésta se ofrece como opción al ciudadano para que elija, niega el supuesto original que obliga a un partido a funcionar como institución, porque las instituciones no tienen preferencias.

Quise con lo anterior, dejar en claro que cuando votamos por coaliciones, estamos corriendo el riesgo de ser manipulados, o que el sistema electoral está operando en un marco normativo no democrático y que finalmente, la evidencia empírica, nos dice que los gobiernos que surgen de coaliciones electorales son desastrosos.

Lo cierto es que las coaliciones son legales y es muy probable que los partidos políticos en Oaxaca, opten por esta figura para incrementar sus posibilidades para acceder al poder.

En ese sentido, si el lector se toma la molestia de volver a mi segundo artículo sobre el tema, podrá hacer las combinaciones que desee para calcular qué probabilidades tienen ciertas coaliciones de incrementar sus porcentajes de votos, claro, siempre y cuando dicha “coalición”, pueda ser respaldada por la experiencia.

Por ejemplo, no sería posible pensar en una coalición entre el PRI y el PRD en Oaxaca, o entre MORENA y el PRI, pero  ¿entre MORENA y el PAN? En este caso, la lógica nos dice que si hubo coaliciones PRD-PAN, entonces, dado que MORENA viene del PRD, entonces una coalición que incluyera el par MORENA-PAN, sería posible. No obstante, en los hechos eso, al menos de manera explícita no es posible. Trataré de explicarme.

Independientemente de quienes sean los candidatos a gobernador en Oaxaca ( y el ejemplo puede bajarse de nivel a los diputados o presidentes municipales) lo que hará que tengan la mayoría de votos será el aparato electoral de los partidos, es decir las clientelas que son capaces de controlar. En Oaxaca son pocos los espacios geográficos donde las elecciones funcionan como mercado electoral con libre competencia.

Bajo el supuesto anterior el lector sólo tiene que sumar los votos que ha sido capaz de obtener un partido con el de los coaligados, para conocer su probabilidad  inicial de triunfo electoral. Ahora que si se pregunta por hasta dónde puede llegar a incrementar su votación un partido, sin recurrir a una bola de cristal, ese valor podría fijarse tomando como referencia el más alto porcentaje de votos que obtuvo en un período determinado, por ejemplo, en las elecciones que se han llevado a cabo entre 2009 y 2015.

No quiero sugerir que proceder como lo me descrito permita predecir el futuro, pero sirve para indicar cuáles podrían ser “metas” racionales que se propusieran los partidos políticos, y en función de ello evaluar sus posibilidades de triunfo. Si me permite el lector, le presentaré un ejercicio personal.

Si ordenamos de mayor a menor, aquellos partidos que concentraron más votos, tenemos: PRI,PRD,MORENA,PAN,ENCUENTRO,PVEM, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo, y Partido Humanista. En la categoría de los partidos grandes, la revelación en 2015 fue MORENA, y en la liga de los partidos pequeños, la sorpresa fue Encuentro Social.

Pero, hay que destacar que el partido más fuerte, que es el PRI (30% de la votación total), sólo obtuvo el 10.9 % de los votos de los ciudadanos. Por la anterior razón tendría, que ser el PRI el partido triunfador; pero como sabemos, la posibilidad de que los partidos se coaliguen hace más complejo el proceso.

Es probable que el PRI logre una coalición integrada por el partido Verde Ecologista y Nueva Alianza; y que el PRD se alíe con el PAN y el PT. En cuanto a MORENA es posible que se alíe con Movimiento Ciudadano y el Partido Unidad Popular (PUP). Los otros partidos pequeños como Encuentro Social y el Humanista, no han manifestado su interés en coaligarse con otros partidos. A partir del 27 de diciembre, como he dicho, el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO), recibirán las solicitudes de coalición.

Si las coaliciones se estructuran a partir de los antecedentes empíricos en Oaxaca, podría considerarse un escenario como el que sigue: (PRI-PVEM-NA).- 37.7% de la votación. (PRD-PAN-PT).- 34.1%; (MORENA-MC).- 16.8%. Como puede observarse, la coalición del PRI, sigue llevando ventaja. Si adicionalmente los partidos pequeños como Encuentro Social y Humanista, se alían con el PRI, su votación se incrementa al 44.3%. Es muy probable que la dirección nacional del PRI, haga hasta lo imposible para atraer a los partidos pequeños.

Por su parte, es posible suponer que MORENA juegue al voto útil con el PRD, es decir, que le dé a la coalición del PRD, los votos que lo lleven (sin coalición formal) al menos al 38.1% de modo que supere a la coalición del PRI, sin los partidos pequeños, o los 11 puntos porcentuales que lo pondrían por encima de la coalición priísta aun con los partidos pequeños. MORENA, bajo esta última consideración, podría ganar la gubernatura de Oaxaca, perdiendo las elecciones. ¿Interesante verdad?

Si el PRI no escoge bien a su candidato a gobernador, puede haber una “fuga” de algunos priístas que voten por MORENA o por otro partido; el sentido de esos votos, tendrían que ver también  con las elecciones de 2018 y, por otra parte, le significarían a MORENA, diputaciones locales y presidencias municipales en Oaxaca, además de una cercanía con el próximo gobernador no priísta. Éste sería un mal escenario para el PRI.

Como entre los políticos todo se vale, el escenario contrario también es posible: que el PRI escoja a un candidato fuerte y negocie con MORENA su neutralidad, es decir, que no apoye a coalición del PRD.

Todo esto, estimado lector, son meras especulaciones, aunque los porcentajes de votos y las posibles alianzas y triquiñuelas, tienen sustento en la realidad. Usted puede construir sus propios escenarios, lo importante es que razone su voto, lo haga efectivo y lo defienda.

Otros temas que tienen que ver con las elecciones los iré tratando en futuros artículos, como por ejemplo qué se le puede exigir a los partidos políticos, que tienen a Oaxaca tan abandonada.  Ya veremos.