Archivos Mensuales: enero 2023

Sindicalismo docente y TMEC en Oaxaca


La  Sección XXII del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE)-Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), por comodidad me referiré al sindicato como  S22-MDTEO, se prepara para instrumentar el proceso que permita el reconocimiento legal de su dirigencia sindical. La norma vigente responde a la reforma laboral del gobierno morenista dictada por los acuerdos signados en el marco del Tratado comercial México, Estados Unidos y Canadá (TMEC). 

El TMEC será el principal instrumento de integración de la economía mexicana a la región económica de América del Norte, con grandes desventajas en tecnología y productividad. El capítulo 23 de TMEC establece las reglas que no permiten que los bajos salarios y la sobre explotación de los trabajadores mexicanos sindicalizados, jueguen como factor de ventaja para los que deseen invertir en México incluyendo a los inversores nacionales. El esquema está claro; México será quien suministre recursos naturales ya sea por la vía de empresas estatales o privadas, mano de obra con salarios y prestaciones  al nivel del promedio de Canada y EE.UU, pero sin tecnología que permita elevar la productividad industrial o agroindustrial.

En ese contexto, la S22-MDTEO negocia el procedimiento para que voten entre 70 y 80 mil trabajadores que en realidad solo legitimarán lo que ya se hizo en el XII Precongreso democrático. El procedimiento que establece la ley exige el voto universal, individual, directo  y secreto de todos los integrantes del sindicato.

La elección de la nueva dirigencia dio un primer  status de unidad al movimiento magisterial de Oaxaca saturado de tensiones internas, esto porque el consenso se logró en la cúpula dirigente, es decir entre las expresiones políticas al interior de la Sección 22. 

No obstante los acuerdos logrados, en el nivel de las bases se puede observar una tensión entre (a) las élites dirigentes de los diferentes niveles educativos, las secretarías estatutarias y la propia comisión política por un lado,  y (b) los sectoriales,  las delegaciones sindicales, los directores de escuelas  y los viejos los comités de lucha donde existen. Esta tensión es uno de los resultados del largo periodo de resistencia del MDTEO en lucha contra el gobierno del estado y el federal, que inició en el 2015, con el  paréntesis que significó la pandemia y el diálogo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, que terminó en desencanto y sólo confirmó la caracterización que la CNTE hizo del gobierno obradorista.

El compromiso de la nueva dirigencia sindical es el regreso a la lucha activa orientada por su pliego de demandas, cuyo núcleo principal se compone, al parecer, por:  la reforma de la ley estatal de educación con base en el Plan para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO), el incremento salarial por encima del que logre en mayo de este año la dirigencia del SNTE, el reconocimiento de la estructura de la dirigencia no estatutaria  y el retorno a  la llamada bilateralidad que fue la forma que adoptó el control del IEEPO por el sindicato.

Por otra parte lograr movilizar a las bases provocará un problema. En efecto, los dirigentes sectoriales han tomado conciencia de su capacidad de movilización o incluso, en connivencia con las delegaciones sindicales y los directores, de su capacidad de negociación con el IEEPO, pero sobre todo su capacidad para influir en los resultados de la votación en las próxima elección, hecho que puede dar pie a una ronda de negociaciones  para lograr un acuerdo que permita la unidad en el comportamiento electoral de las bases y  no voten en contra de la actual dirigencia; el problema de la legitimidad, que antes fue consustancial a la democracia magisterial, sufrirá ahora los  males de todas las democracias representativas: la dualidad cuantitativa cualitativa del voto y su manipulación.

Unir a las bases magisteriales para votar y lograr el reconocimiento legal de la nueva dirigencia, pasará por una etapa de prueba de ácido, que es el proceso de homeostasis del MDTEO, es decir el proceso mediante el cual logra su equilibrio interno en su interacción con su entorno político y social, el resultado de ese equilibrio interno es el conflicto, en el cual el enemigo inmediato y «natural» es el también nuevo gobierno del estado.

El gobierno federal tampoco quedaría a salvo, se impondría un esquema de negociación nacional coordinado por la CNTE, similar al que se instrumentó en 2016.

Mal haría el gobernador  Salomón Jara si le cree a los jilgueros de los grupos al interior del MDTEO que le asegurarán que ellos pueden evitar o regular el conflicto, como también sería un error pensar que si se hace “amigo” del MDTEO lo podría evitar.

Pronto veremos señales en paralelo; el arreglo para convocar a la elección formal de la nueva dirigencia de la S22-MDTEO, como quiera que se resuelva y la preparación para que el conflicto estalle en mayo de este año. Es posible que puedan conjurar el conflicto, pero solo retrasará la crisis política al 2024.