FUIMOS LÍDERES.Testimonio del Ing. Jesús Valdivieso López.


El texto que sigue es la transcripción de la entrevista que hicimos al Ing. Jesús Valdivieso López en Juchitán, Oaxaca, en el año 2003.

Aquel año realizaba una investigación sobre el impacto de la ampliación de los medios de comunicación y transporte en la vida cotidiana de los habitantes de Juchitán y Tehuantepec. En la transcripción hice las mínimas correcciones para facilitar la lectura. Desde aquí mi agradecimiento a la familia del Ingeniero Valdivieso López. Sirva este texto como un homenaje a quien fue un líder social de Juchitán.

 

Era muy difícil trabajar en bien de Juchitán. En primer lugar, para cualquier actividad de esas no solamente se requiere el ímpetu personal sino que también ciertos recursos, y además como estudiante venías a divertirte, porque los estudios eran muy pesados, eran de entrega tremenda,  día y noche, entonces pues  iba uno prácticamente a olvidarse de toda actividad; pero formamos un comité de estudiantes juchitecos.  En mi época fuimos los líderes. Junto con el difunto amigo el «Rojo», Teodoro Altamirano, organizamos actividades sociales.

En aquel entonces existía el Casino Juchiteco,  ahí organizábamos bailes de estudiantes, bailes de graduación, y prácticamente era una actividad social, acudía la gente a conocer a los estudiantes, ver qué hacían, qué no hacían, qué estudiaban  y eso era bueno. Recuerdo que cada 28 de diciembre, “Día de los Santos Inocentes”, hacíamos nuestro baile de estudiantes juchitecos radicados en la ciudad de México; eso se ha perdido,  por la misma inercia de la vida, en que el progreso y la modernización van cambiando las cosas.

Hoy hay muchos estudiantes, quiero decir, de nivel superior y hay muchas escuelas superiores. Ya no solamente a México se va a estudiar, aquí mismo en Juchitán tenemos una buena escuela de nivel superior, de tal manera que  ya se va perdiendo aquel arraigo de estudiante juchiteco radicado en el Distrito Federal. Yo reconozco a muchos, muchos grandes amigos juchitecos que muchas veces aquí pasan desapercibidos.

Mire le voy a contar un detalle, ahora ya salgo a caminar en las mañanas aquí al parque  central , le doy de tres a cinco vueltas al parque  sin forzarme, ahí me encontré un día a un amigo, vestido también con  pans,  sudadera y gorrita; nos saludamos, nos encontramos porque nos conocemos,  voltee a ver a mi alrededor, para ver quién conocía a este señor, una eminencia en la ingeniería. Tenía dos profesiones, ingeniero geólogo e ingeniero arquitecto de la ESIA del Politécnico, dueño del hotel Lidxi biúsa, de aquí de Juchitán, nadie lo conoce en Juchitán, Roberto Ríos Raxia, Beto Guigo, le dicen por lo de río,  Ríos es su apellido,  ahí andaba caminando como cualquier hijo de vecino, un hombre que tiene empresas en Venezuela, ha radicado en Venezuela durante muchos años,  actualmente radica en el D.F. viene de vez en cuando a Juchitán, y ya casi nadie lo conoce.

Él es mayor que yo,  cultivamos amistad porque cuando  fue a presentar su examen profesional, yo era uno de los lidercillos ahí, de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional, varios estudiantes fuimos  a escuchar la exposición de su examen y a él le gustó, le dio gusto, cultivamos la amistad, desde entonces nos estimamos.

Aquí  llega como que nadie lo conoce, nadie lo ve, nadie sabe quién es; pero es un personaje y es un hombre muy sencillo, se platica con él con una sencillez tremenda.

Eso es lo que tenemos nosotros los que egresamos del Politécnico, los que fuimos a estudiar a México; porque sufrimos para poder escalar, sufrimos no solamente la presión estudiantil, la presión física, el hambre, pasamos por todas esas cosas, para lograr una beca, o cuando suspendían las becas, había que renovarlas de nuevo, había un receso ahí, luego pues, todo eso había que pasar, era un termómetro,  muchos flaqueaban y claudicaban.

Recuerdo también a muchos elementos inteligentes del estado de Guerrero,  de Veracruz, del Norte, muchos  claudicaron y siendo unas personas muy inteligentes, no pudieron continuar sus estudios por falta de recursos, el gobierno no tenía la capacidad  para las necesidades  que había entonces  de sufragar tantas becas o tantos sistemas asistenciales, por eso nos dolió el cierre del internado, eso lo ordenó el presidente de la República Adolfo Ruiz Cortines.

El argumento que expuso el gobierno para cerrar el internado fue que ahí vivíamos  los mil mejores estudiantes del país, del politécnico;  perdón, de los  treinta mil seleccionados. Buenos en calificaciones, regularidad en sus estudios y tenían derechos a ese servicio; pero ya ves cómo es la paisanada de provincia, ves que llega un pariente tuyo, o un vecino tuyo que no tiene donde  vivir y quiere estudiar, pues provisionalmente le das alojamiento al lado de  tu cama.

El internado no trabajaba como internado sino que era libre, se llamaba internado porque ahí se nos asistía; entonces le daban cabida a un paisano provisionalmente,  mientras se colocaba,  mientras se ubicaba; eran aquellos que llamaron gaviotas. Yo inicié como gaviota también,  los primero meses no conseguías nada, hasta que se regularizara el presupuesto, luego venía la presión estudiantil, etc, entonces ya se logra algo, pero antes había que buscar la manera de ser gaviota.

Ése fue el argumento del gobierno, no admitía a los gaviotas, porque decía que eran criminales, era gente fuera de la ley y que no merecían estar ahí, eso era un mentira, una mentira. ¿Quién iba  a querer dormirse con un criminal o un individuo que estaba fuera de la ley? Le dabas alojamiento porque sabías quién era.

Nunca comprendió el gobierno eso y a bayoneta calada, a las tres  ó cuatro de la mañana, levantaron  a todo mundo  para golpearlo. Había muchos ahí,  no por ser rebeldes sino simplemente eran mastodontes, jugaban futbol americano, se opusieron,  pues hubo bronca. Yo estaba pasando aquí, en Juchitán, unos días de vacaciones, hubo un receso de una semana y vine a ver a mis padres. Cuando regresé a la ciudad de México  ya se había acabado todo eso, se había cerrado,  se había clausurado y órale y a los que tenían su beca los respetaron,   cada quien buscó dónde vivir, nos daban doscientos diez pesos  de beca al mes.

Cuando venía de vacaciones a Juchitán yo no veía mejoras. Las calles seguían siendo de tierra. Un presidente municipal, no quiero dar su nombre,  entre su reducido conocimiento de la vialidad, tal vez quiso hacer algo bueno, construyó unos camellones y puso unos arbotantes en el centro  de la calle 16 de septiembre, sí se veía bonito;  pero reducía la vialidad, a pesar de que en aquel entonces no había muchos vehículos en Juchitán, ¿Por qué? Porque la calle no era tan ancha para hacerla como un boulevard, entonces estuvo  mal planeado, después otro presidente lo tuvo que derrumbar, lo tiró,  fue lo único más notorio ahí.

Los edificios de la presidencia municipal, ya saben, a ustedes le tocó ver cuando tuvo su manita de gato ¿verdad?

Entonces no vi mejoras hasta ahora,  estamos hablando de trece o catorce años, cuando precisamente el ingeniero Héctor Sánchez fue Presidente Municipal,  hay que reconocerlo, se pavimentó  la  mayoría de las calles de Juchitán; antes tuvo que construirse el drenaje, el sistema de drenaje, la introducción del agua potable, etc, lo necesario para después pavimentar; entonces fue cuando ya se vio algo de mejora en Juchitán; pero honestamente, los gobiernos anteriores no se habían abocado a realizar  algún beneficio colectivo para Juchitán.

Hay  muchas cosas de las que se pueden hablar, el  por qué esto así, por qué aquello así, yo en mi área por ejemplo  ya como jubilado, fui Secretario General de una Delegación del Sindicato de Jubilados y Pensionados y siempre señalé algunos errores.

Mire, por ejemplo, vamos hablar de ciertos números, Juchitán y su distrito, es el más grande del estado de Oaxaca, cuenta con 22 municipios. Tehuantepec en su distrito cuenta con 12 o 13 municipios, entre ellos está Salina Cruz.

Harán aproximadamente treinta años o tal vez un poquito más, erróneamente se construyó el hospital del ISSSTE en los terrenos de Tehuantepec entre Tehuantepec y Salina Cruz, cuando debiera ser aquí en Juchitán, porque las estadísticas hablan por sí solas.

Actualmente el ISSSTE  registra arriba de 20 mil derechohabiente, aquí en Juchitán, en  Tehuantepec y  Salina Cruz, registra alrededor de 9 mil, entonces yo lo que peleé en una ocasión fue que, yo no exigía que trasladaran el hospital de Tehuantepec para Juchitán, está bien ahí ya déjenlo; pero hagan otro en Juchitán, porque Juchitán domina todo lo que es el oriente del estado.

Algún político encumbrado tuvo la oportunidad de señalar “hágase en Tehuantepec” y listo, se hizo sin basarse en cifras estadísticas; pero no hay que frenar el futuro de Juchitán, ahí es donde se  deben de reunir los políticos, estoy hablando de diputados locales, federales, senadores, gobernador.

Mucho se ha hablado de que Juchitán es la llave del Istmo, mucho se ha hablado de que Juchitán es el soporte económico del estado, mucho se hablado de los hijos de Juchitán; pero señor le digo,  ¿saben cómo se encuentra Juchitán en el aspecto de salud con el ISSSTE? Por desgracia en un modesto edificio que no llega a clínica, se llama: Unidad de Medicina Familiar.

El de Salina Cruz es una clínica, está a otro nivel que Juchitán. Salina Cruz  es un municipio del distrito de Tehuantepec, para otorgársele ese nombramiento esa categoría de clínica, fíjese nada más, tuvieron que piratear derechohabientes del distrito de Juchitán para poder calificar, entre ellos estan: Ixtepec, Ixtaltepec, Matías Romero, Unión Hidalgo… ellos no asisten aquí a Juchitán a servicio médico; pero tampoco  pertenecen a Salina Cruz, aún así Juchitán cuenta con el doble de derechohabiente que Salina Cruz, esa es una de las inconformidades, porque las autoridades están ciegas, no hay un programa de trabajo, no hay una directriz a seguir, todo se hace a trompatalega, como salga, cuando ya debiera haber un programa de actividades, de obras prioritarias, con consenso de las áreas afectadas, definitivamente el político debe tener esa capacidad de quijotear verdad, porque yo que construí muchas obras  en diferentes partes del país, puedo asegurarle que la obra federal, estatal u obra municipal, son obras de carácter social, son obras del erario municipal, erario estatal o erario federal, la cual tienen que beneficiar a cierta comunidad o núcleo de población y por lo tanto la técnica tiene que relacionarse con la política si, de quijotear, es decir, hablar con la sociedad, convencer a la sociedad de que esa obra nos conviene, no como se hacía antes, se imponían las obras.

Recuerdo un cuento chusco. Dicen que el presidente de la república, cuando  estudiaba el proyecto de un puente de cierta población,  le dijeron:

– No señor,  pero ahí no hay río, pues hagan un río.

Así se hacían las cosas antes, ahora ya hay que programarlas, usted por ejemplo, como ingeniero aprendió, llevó el curso de programación, cómo elaborar un programa de obras, una  ruta crítica, caray,  se deben de aprovechar esos conocimiento para el corto tiempo que dura un político, y no vamos hablar de un presidente municipal,  un gobernador.

Un presidente de la república intervino en la carretera que va a Playa Vicente.

Si mire, yo estuve aquí en Juchitán, yo trabajaba con Recursos Hidráulicos, específicamente en la Dirección de Grande Irrigación que custodiaba las obras, de grandes zonas de riego, presas, más que nada, caminos de acceso a las presas, entonces como soy de Juchitán, y me conocían los altos jefes ahí en México me dijeron:

– Te queremos mandar allá por un par de años, porque hay  problemas.

Había una orden presidencial de, en aquel entonces del presidente de la república, el Licenciado Luis Echeverría Álvarez, para enfocar  y darle vida a las lagunas litorales. Inmediatamente uno se da cuenta,  las lagunas litorales esto para beneficiar a las raza ijot que está marginada, realmente marginada, estoy hablando de San Mateo, de San Francisco del Mar, de San Dionisio.

Me dijeron :

-Te vas a encargar, vas como segundo jefe, creo que se le llamaba entonces, sub-residente, porque había un residente que era el jefe, entonces como segundo jefe, te vas a enfocar específicamente a construir unos caminos de acceso a las lagunas, a las lagunas litorales porque no hay caminos, aunque sean caminos de terracería los que vas hacer, pero que sean buenos, bien hechos, que sean útiles para la extracción de los productos marinos, de la pesca.

Cuando yo llegué ya se había iniciado el tramo de  Huilotepec a San Mateo del Mar,  no toqué el primer tramo, trabajé la explanada que ya va para San Mateo, y también me tocó el tramo de San Mateo a Santa María de Mar, esas si fueron obras relativamente pequeñas; pero mucho muy dificultosas, porque se atravesaba el área de las dunas, área semidesértica, y precisamente uno de esos casos fue el de aquí de Juchitán, siendo el presidente municipal el amigo Tarú, Manuel Musalem Santiago,  compañero de escuela, primaria secundaria.

Tarú  nos llamó para ver que posibilidades había de hacer ese camino. Nosotros estirábamos el presupuesto,  había que aprovechar al máximo el presupuesto, hicimos un caminamiento,  estudio preliminar para ver qué longitud estimábamos y así más o menos presupuestar, y ver si teníamos o no para entrarle. Pues sí, tuvimos, y ¡órale! Le entramos.

En aquel entonces había un camino a Playa Vicente, camino de carretas que ya estaba totalmente inoperante por las lluvias, se enlodaba, el paso de las carretas destruía lo poco bueno que había y cuando se oreaba el material pues quedaba peor, inaccesible totalmente; pero  como era el único camino, por ahí entraba la gente.

Los pescadores localizaron una ruta mejor y si estuvieron algunos detalles muy importantes; pero algunos paisanos que no querían que  pasara el camino por sus terreno, aunque fuera una obra de beneficio colectivo, que de inmediato beneficiaba a un conglomerado de pescadores, de esa zona de Playa Vicente, pero al mismo tiempo beneficiaba a los vecinos adyacentes al camino por lógica aumentaba la plusvalía de sus tierras, esa era la inconformidad de algunos.

Entonces había que concientizar a esas gentes, de lo valioso que era ese camino para ellos y para Juchitán, no para nosotros los constructores o los diseñadores, bueno en este caso soy juchiteco, pues claro que si beneficiaba; pero me trataban como si viniera yo de otro lado. Les decíamos: nosotros vinimos hacer la obra, la quieren o no la quieren.

Mire, hay que quijotear, de acuerdo a quijotear, platicar con toda la gente, reunimos a la gente, tuve el auxilio del presidente municipal. Hubo una señora que no quería soltar prenda  no quería,  y  apenas llevábamos trescientos metros del camino, y me amenazó de que ese camino no iba a pasar por su terreno, además no tocaba más que una esquinita de su terreno, una esquinita, al primer dueño le atravesaba casi la mitad, a gusto estaba el señor porque decía   que ahí iba  a construir una casa al lado  e iba a vivir tranquilo, entonces a la señora le tocaba una esquinita nada más, dijo:

-¿Cuándo vienen las máquinas?  mañana señora, muy bien, entonces mañana vengo, tengo once hijos, mañana a los once los voy a traer aquí armados para no dejarlos pasar.

– Señora,  pero ya quedaron de que sí van a permitir, incluso ya firmaron el acuerdo, usted también ya firmó.

– No, pero no me conviene.

Esa misma tarde le comuniqué a Taru, el Presidente Municipal:

Necesito  su  apoyo, porque la máquina  si está parada, cobra, si está trabajando cobra.

Al día siguiente  llegamos todos y los once hijos de la señora estaban ahí del lado de su terreno y decía la voz gruesa del comandante de los judiciales:

– Hay va un batallón. ¿Por dónde quiere usted que pase la máquina Ingeniero? –me preguntó- aquí -le dije- donde está señalado.

La señora escuchaba:

-Órale pues éntrenle –ordenó el comandante a su gente brincar la cerca. Agarraron a los once hijos de la señora y les confiscaron sus armas, ni pío dijeron, entramos y se hizo el camino.

La cosa curiosa fue que por ahí venia un pobre cazador de conejos, hasta a él le quitaron su arma, pobrecito. Fue la cosa chusca porque conforme fuimos avanzando, la gente nos miraba con gusto, nos ofrecía, ya ven aquí como son las costumbres, una frutita, que el pozolito.

Llegamos nada más que a diez kilómetros de camino que se hizo tan bien, que hasta la fecha persiste y se transita, gracias al gobierno federal, en entonces, gracias a la Dirección General de Acuacultura.

Yo vine prestado nada más, y así mismo construimos el camino a San Francisco del Mar el viejo, de Pueblo Nuevo al Pueblo Viejo; el camino de Ixhuatán a Rincón Moreno, todo de terracerías y persisten todavía, hasta la fecha el otro que va a Cerrito Grande, allá por la costa, por la playa. Terminé mi cometido y me regrese a Grande Irrigación

Playa Vicente originalmente se llamaba Playa Victoria,  haciendo honor a la esposa de Don Tino Nacio, Victoria Yán, que por cierto él me auxilió en el reconocimiento que fui hacer sobre ese camino, de buen gusto me acompañó,  me auxilio bastante y me presentó a la gente.

Esa familia tenía un hotelito sobre la calle 2 de abril, que se llamaba Victoria Yán.

Don Tino fue un buen auxiliar, porque también estaba interesado en que se construyera ese camino. Sacaba productos de allá del mar, de la playa no, de la laguna superior. Se llamó originalmente Playa Victoria, incluso creo que hay un letrerito todavía, ahí dónde venden gas en la curva, el camino de acceso de hasta allá, que es el camino que va pegado al canal de riego, allí  dice Playa Victoria, a raíz de la construcción del camino se cambió el nombre a Playa Vicente.

La obra de Playa Vicente tuvo sus cosas chuscas muy bonitas, como en todas las obras siempre hay eso. Luego yo insisto  que toda obra civil debe beneficiar a cierto núcleo de población, sobre todo si es presupuesto federal,  estatal, o municipal, caray pues hay que buscar la forma. Es como nos enseñan o nos enseñaron en la escuela. Como  le enseñaron a usted también:

– Vamos a construir una pista aérea, bueno una pista aérea, pues caray no es tan fácil. Tenemos que buscar el centro de gravedad de un núcleo de poblaciones, para que beneficie a todos,  no beneficie a uno solo; de esa manera entonces hicimos esta obra,  que no tuvo ningún problema hidráulico, porque construimos las alcantarillas adecuadamente, sus dimensiones, sus capacidades, y su lugar estratégico para que fluyera el agua pluvial. Porque tienen que saber que el camino que hicimos a Playa Vicente tiene alcantarillas.

Las aguas que colectan las alcantarillas van a dar a Playa Vicente, pero siguiendo su curso inmediatamente pasando el terreno de esa señora que le digo, ahí construimos dos alcantarillas. Por cierto un señor que vino de México a visitar la recepción de la obra vio dos alcantarillas cercanas,  vamos a decir, de unos 80 metros de separación  una de otra,

-Oye,  -me dice-  ¿Por qué esta alcantarilla? -le contesté- me gustaría que vinieras, que  nos visitaras cuando está lloviendo, vas a ver cómo circula el agua, aquí sale,  se va, da la vuelta y regresa por acá. Lo ideal hubiera sido hacer un cause paralelo; pero si a duras penas logramos convencer a esta gente que donaran sus tierras para el camino, ¿Cómo vamos a aprovechar la situación para hacer un canal o un arroyo paralelo al camino? No, mejor que trabaje en forma natural.

Si hubiéramos intentado hacer un cause paralelo, quizás hubiera resultado un conflicto más grande; mejor que trabajara de forma natural.  Entra el agua, regresa  y se va en paralelo a la carretera, aquella vía vieja, camino de carretas, ¿Por qué? Porque todos los caminos de carretas se convierten en sistemas de drenaje, drenaje pluvial son arroyos,  porque se profundizan mucho, agarraban por ahí, ya se resolvía el problema pluvial del camino ¿no?

El camino a Playa Vicente lo comenzamos a principios de 1972. Se programó a fines del 1971, se recibieron los presupuestos a principios del 72, se inició y se termino rápido, nosotros trabajamos rápido, pues esas cosas eras fáciles para nosotros, así que contratábamos, se hacían concursos,  se hacía lo más rápido posible.

Si tuviesen alguna deficiencia, por ejemplo, usted me puede preguntar, cómo le hacían con las pruebas de laboratorio, mecánica suelo y todas esas cosas; pero no había necesidad, si no había laboratorio cercano, bueno pues, por lo menos teníamos que  hacer el terraplén, entonces hacíamos un terraplén de prueba, un tramo de veinte kilómetros, calculábamos qué cantidad de pasos de vidrio compactador y revestimiento igual, el revestimiento era de arena y arcilla, como cementante; pero hacíamos pruebas antes,  sacábamos calas y ya la llevábamos a Tehuantepec al laboratorio,  nos prestaban el laboratorio,  porque éramos independientes de Riegos y Grandes Irrigaciones. Tuvimos buenos resultados y la prueba está en  que el camino permanece intacto. Estamos hablando de 1972  más treinta y un  años, ahí está intacto el camino,  se sigue usando,  hasta camiones urbanos creo llegan por allá.

 

Acerca de samael2012

Juchiteco, aficionado al cine, los viajes, los libros, la música. . . y los sueños.

Publicado el 29 abril, 2016 en Notas sociológicas y etiquetado en , , , , , . Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.

  1. Aquiles Ruiz Chiñas

    Que grato recordar al maestro Jesús Valdivieso, saludos Sam

Deja un comentario