Digamos que hablo de… AYOTZINAPA: LOS PUNTOS CIEGOS DE LA PROTESTA NACIONAL.


En un artículo anterior (Ayotzinapa y el nuevo proyecto de nación), comentaba la creciente protesta derivada del asesinato y desaparición de jóvenes estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, Gro. La protesta se explica en parte por la atrocidad cometida contra los normalistas; pero para explicar  la amplitud de la indignación, el hecho mismo no es suficiente.

La creciente protesta nacional que tiene como destinatario al gobierno federal, se explica por el cúmulo de afectaciones a la población, principalmente a la clase media, a los obreros y a los trabajadores del sector de servicios. Debo destacar que la agresiva política económica contra los campesinos, no ha tenido respuesta aún; cuando los trabajadores del campo se incorporen a la protesta, la crisis habrá llegado a su clímax.

La acumulación de agravios pudo tener inicio en 1982, año que podría marcar el desmantelamiento del proyecto histórico nacional que le dio sustento a la Revolución de 1910 y que hizo ascender al poder a un nuevo bloque clasista. Dicho proyecto quedó escrito y comunicado a la población en la Constitución Política de 1917.

Las reformas salinistas a los artículos 3ro, 27 y 123 de la constitución comenzaron  a desfigurar el proyecto nacional. Las reformas de la actual administración terminaron de borrar el viejo proyecto histórico. En todo este proceso que va, de 1982 hasta el 2014, los agravios a los trabajadores, a los campesinos y al pueblo en general se han acumulado y  explotado con el asesinato y desaparición de los estudiantes normalistas.

La dirigencia del  actual movimiento de protesta, encabezado en parte por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), no ha comprendido la naturaleza de la protesta nacional y la conduce erráticamente bajo consignas que se han convertido en clichés, como la construcción del Frente Único Nacional, la Huelga Nacional y el derrocamiento del actual gobierno.

La falta de capacidad de quienes dirigen la protesta nacional, se ve mejor en aquello que  no han podido observar, es decir sus puntos ciegos. Uno de estos es el papel que juega el crimen organizado en lo ocurrido en Guerrero. Ninguna consigna confronta al narcotráfico; solo el ERPI ha llamado a la formación de brigadas de ajusticiamiento contra los Guerreros Unidos, pero el movimiento de protesta guarda silencio al respecto.

La dirigencia del movimiento de protesta, tampoco ve la lucha por el poder en Guerrero como el contexto que en parte puede explicar por qué asesinan y desaparecen a los estudiantes normalistas y a otros actores sociales. En efecto, en la dinámica de la lucha por el poder en Guerrero participan el PRI, el PRD, MORENA, el PAN y… el Crimen Organizado. Las relaciones que mantienen entre sí estas organizaciones en el contexto de Guerrero, podrían contribuir a explicar, como ya he dicho,  la composición, el motivo y modus operandi de los victimarios de los estudiantes y de otras muchas personas.

Otro punto ciego es la incapacidad de la protesta para analizar las acciones y circunstancias del gobierno priísta de Peña Nieto, pues  cuando simplemente le asignan toda la responsabilidad de lo ocurrido, el análisis pierde riqueza y complejidad. Lo anterior está ligado a un tema también importante: la opinión pública internacional.

La comunidad internacional parece actuar en dos niveles: el de los gobiernos y organizaciones que reclaman el respeto a la ley y a los derechos humanos; y las organizaciones civiles y políticas que dan apoyo moral y material a la protesta nacional mexicana. A la primera expresión el gobierno mexicano  probablemente  les ofrezca los  resultados de una investigación bien fundada en el caso Ayotzinapa; el problema es la segunda, porque los sectores conservadores de los Estados Unidos, ya filtraron la especie de que en Guerrero están involucradas fuerzas guerrilleras centro y sud americanas para desestabilizar al país.

En mi opinión estos puntos ciegos del movimiento nacional de protesta, no permiten enarbolar demandas que respondan a los hechos y a sus circunstancias particulares; demandas que de resolverse coadyuvarían a la gradual transformación de la sociedad mexicana y de sus instituciones, hasta desembocar en un nuevo proyecto histórico de nación, incluyente, equitativo y apegado a la legalidad.

Me queda la duda de qué es lo que no permite ver al sistema de protesta mexicano los aspectos de la realidad que he mencionado. Es posible que se deba a la naturaleza misma de los sistemas de protesta; por cierto hoy se discute la posible oscilación de estos sistemas entre su carácter funcional y el de su carácter de  organización. Este es un tema académico, pero no hay que perderlo de vista. La otra explicación tendría que ver con la naturaleza humana de los actores de la protesta, y eso sí que es complicado.

 

 

Acerca de samael2012

Juchiteco, aficionado al cine, los viajes, los libros, la música. . . y los sueños.

Publicado el 13 noviembre, 2014 en Artículos y etiquetado en , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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